sábado, 17 de agosto de 2013

Cuatro cosas que el robot Curiosity ha descubierto sobre Marte

Hace exactamente un año que el robot Curiosity amartizó en el planeta rojo. Estos son algunos de los hallazgos más importantes que ha realizado durante estos doce meses de exploración.

Radiación. En el transcurso de su vuelo hasta Marte, el rover Curiosity fue registrando la radiación cósmica y solar que actuó sobre la nave. Los datos han permitido calcular que, con los sistemas de propulsión y protección actuales, la dosis recibida en un viaje tripulado de ida y vuelta al planeta rojo rondaría los 0,66 sievert. Las agencias espaciales proponen que las tripulaciones no superen dosis de 1 sievert.

Moléculas orgánicas. Las muestras que tomó en febrero en las rocas sedimentarias del antiguo lecho fluvial de Yellowknife Bay, la zona del Crater Gale donde ha estado operando Curiosity ,contienen azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono, ingredientes esenciales para los seres vivos que hacen que la posibilidad de vida marciana pasada no se descarte.

Ríos. El descubrimiento de conglomerados –roca formada por una mezcla de piedras y arena– en los sedimentos del cráter marciano Gale, así como de guijarros redondeados parecidos a los de los ríos terrestres, revelan un pasado acuoso del planeta rojo. Los científicos han estimado que el río marciano en esta región debió de tener entre 0,3 y 90 cm de profundidad, con una velocidad del agua de entre 0,2 y 0,75 metros por segundo.

La atmósfera. Marte fue un planeta muy parecido a la Tierra. Tanto que tuvo una atmósfera densa que pudo hacer de su superficie un lugar húmedo y cálido. Pero hace aproximadamente 4.000 millones de años comenzó un proceso gradual de destrucción de esta atmósfera a manos del viento solar hasta dar lugar al planeta seco y desolado que es hoy. En la actualidad, el dióxido de carbono es el gas predominante en el aire marciano.

Voyager 1 podría haber abandonado el Sistema Solar

La sonda Voyager 1, el objeto de fabricación humana que más se alejado de la Tierra, podría haber alcanzado el espacio interestelar tras haber traspasado la órbita de Plutón. El estudio de la Universidad de Maryland afirma que esto ocurrió hace poco más de un año, lo que contradice la información ofrecida recientemente por la NASA que situaba a la nave aún en la heliopausa, una zona de transición entre nuestro Sistema Solar y el resto de la galaxia.

Los científicos argumentan que, debido al descenso del flujo de partículas solares y el cambio en la dirección del campo magnético, la sonda se encuentra ya fuera de la heliopausa. El 25 de agosto del año pasado la sonda detectó por primera vez estas fluctuaciones, por lo que los investigadores sitúan en esa fecha su partida. No obstante, la NASA toma con cautela esta nueva teoría, ya que se basa en las condiciones hipotéticas de materia y energía del medio interestelar.

La sonda Voyager 1 lleva 36 años explorando nuestro Sistema Solar junto a su sonda gemela, laVoyager 2, y se estima que su misión se prolongará hasta 2020. Su tecnología, que en aspectos de computación puede considerarse obsoleta, destaca sin embargo por su formidable longevidad.